lunes, 10 de octubre de 2011

Duele crecer

En la vida encontramos  muchos momentos en los que nos quisiéramos quedar, muchas alegrías que desearíamos permanecieran siempre con nosotros, pero la vida es un recorrer, es decir, cada día es un regalo de vida nuevo, cada día es diferente a los demás, y en cada día tenemos la oportunidad de ir construyendo nuestra existencia de la mejor manera, ese es el obsequio de Dios, darnos la libertad de ir por ese camino de la manera que nosotros queramos, dedicándonos cada día a ser felices.
Muchas veces he escuchado la expresión “ojalá pudiéramos detener el tiempo”, o en algunos casos, “ojalá pudiéramos retroceder el tiempo”, pero el tiempo es uno solo y pasa con cada segundo que vivamos, lo vivido durante la vida quedan como malos o buenos recuerdos, como aprendizaje, pero por mucho que nos duela, tenemos que afrontar el siclo de la vida y enfrentarnos a la vida de la mejor forma, con nuestra mejor cara, nadie dijo que iba a ser fácil, la idea es tener en cuenta que del pasado se aprende, pero podemos vivimos el presente con base a esas experiencias, claro está, vendrán experiencias desconocidas, pero con el pasar de los años aprendemos a ser más pacientes y a no ir a la carrera.
Sé que duele crecer, añoramos cosas hermosas de nuestro pasado, pero tenemos la capacidad y oportunidad de hacer cosas para nuestro futuro mucho mejores, que nos hagan realmente feliz.
Debo ser reiterativo cuando menciono la oportunidad única que tenemos de hacer de nuestra vida lo mejor, somos arquitectos de nuestra existencia, no nos quedemos esperando un pasado que es solo pasado, vivamos las nuevas experiencias y aprendamos a fortalecer nuestro presente, Dios nos da la vida con todo el amor para que la vivamos, siempre sostendré que somos quienes en verdad hacemos de nuestra vida un paraíso o un infierno, y estoy convencido que los seres humanos quieren de su vida ese paraíso.

1 comentario:

  1. Ciertamente crecer duele pero mas duele dejar de hacerlo. Atraverse a vivir con pasion es un reto que pocos asumen sin saber que no hay mayor dicha que la certeza de gozar cada minuto siempre aprendiendo, siempre tomando algo nuevo o siempre viviendo y sintiendo que nuestro motor de vida no tiene vencimiento: Dios es la fuerza que nunca desfallece.

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